jueves, 23 de julio de 2009

El peligro de no saber leer la historia...


Leer Historia no sólo es un ejercicio provechoso para quienes lo practican; es también recomendable para quienes no lo hacen. Abundan las recomendaciones a favor de uno y otro caso. No sé si son comparablemente abundantes en sentido adverso, a uno o a ambos casos. Pero leer la historia no es una operación del conocimiento que deje de generar riesgos, e incluso de sembrar acechanzas, todos nada desdeñables. Por esto último no ha faltado algún espíritu, entre travieso y malévolo, que aconseje ignorar la Historia, se la haya leído o no, porque dicen que puede indigestar el entendimiento, y hasta ofuscar espíritus débiles o desprevenidos.Entre los riesgos y acechanzas quizás sean los más temibles los que se agazapan tras el precepto- conseja de que la Historia es maestra de la vida. Y quizás esto se deba a que quienes solicitan las enseñanzas de tal maestra ponen sus expectativas más en lo que deben o desean hacer, que en lo que deberían y quizás podrían evitar. Pero hay otros riesgos, entre los cuales ocupan lugar destacado el paralelismo y el continuismo. Crudamente dicho, el primero se manifiesta como un acceso inflacionario de la autoestima, es decir de la más peligrosa demostración del erróneo conocimiento de sí mismo. Pero, lo que es peor, el continuismo puede manifestarse como la delirante pretensión de proseguir, adelantar y hasta perfeccionar la obra del personaje considerado ejemplar. ¡Si sabremos de esto último los venezolanos, hartos como estamos de los remedos de Simón Bolívar!

Pero todo lo dicho no compensa el riesgo-acechanza mayor; tanto por su condición de ser éste un híbrido de males de suyo temibles, como por su radical efecto deletéreo. Consiste en no dedicársele un poco de reflexión a una característica de la Historia , y esto último ha sido así porque esa caracterización ha resultado de la circunstancia que he expresado, con sospechosa modestia, como “estoy comenzando a comprender la Historia”. He sostenido que la razón de la Historia no siempre es la razón de la Razón, y que la razón de la Razón está más cerca que la razón de la Historia del poco democrático sentido común, cuya conducta tramposa suele asomar cuando se le saca de su ámbito natural y se le compromete a revelar el sentido y alcance de la Historia.

La razón de la Historia rechaza toda suerte de violencia ejercida con el propósito de forzarla a tomar caminos, no importa hacia donde se pretenda que conduzcan. Si se trata sólo de inducirla a ese efecto, puede ser displicentemente tolerante, para consuelo de los oradores de circunstancia que tienen la fortuna de desplegar su destreza en este momento histórico en que estamos reunidos. Pero esa misma historia es implacable al hacer llover su furia sobre quienes, ensoberbecidos, desatienden su dictado; y nada le importa que lo hagan por ignorancia, imprudencia o mero desatino. Cualquiera de estas últimas circunstancias será siempre agravante, nunca atenuante, de la falta cometida. Por eso es recomendable LEER la historia, es decir hacerlo con apego y respeto de su razón; no incurriendo en el delito de lesa Historia que consiste en pretender someterla al imperio del acomodaticio sentido común.
"Lo que importa no es leer historia sino hacerla".
Anónimo

miércoles, 15 de julio de 2009

POR QUÈ DEBEMOS CONOCER LA HISTORIA....


El concepto general que poseemos de la Historia consiste en una serie de acontecimientos cronológicos que han sucedido en un pueblo determinado ya sea a escala del mismo o a escala mundial.
Lo que determina la Historia son los acontecimientos de las diversas sociedades o pueblos que han existido y existen actualmente en nuestro Planeta Tierra.
Entonces, debemos interrogarnos sobre los siguientes puntos: a). Qué consideramos que es la Historia, b). Para qué o porqué debemos estudiar y conocer la Historia y c). Cómo debemos estudiar y entender la Historia.
Si definimos estos puntos, sabremos en primer lugar de dónde venimos, luego en dónde estamos y hacia donde nos dirigimos como sociedad, comunidad, pueblo o individuo. Porque si conocemos la Historia también podremos conocer nuestra propia existencialidad y conociéndola sabremos determinar el curso de la misma y el de la sociedad en que vivimos.
a).Consideramos que la Historia no es solo la cronología de los acontecimientos de los pueblos y sociedades que han poblado el Planeta Tierra, sino la esencia de esos acontecimientos. A que leyes o fuerzas obedecen esos acontecimientos es el punto nodal de la Historia. Por cuanto no hay efecto sin causa, todo acontecimiento, cada paso, obedece a un proceso de devenir de las sociedades humanas; ese proceso evolutivo obedece a leyes que, generalmente, el individuo y la sociedad no conocen realmente. Si no se conoce la esencia del acontecer social, estaremos sujetos a la incertidumbre y seremos objeto de fuerzas desconocidas; al desconocer esas leyes, atribuimos a seres imaginarios ese acontecer, caemos en el espiritualismo, en el misticismo, en la creencia religioso o esotérica.
b).De lo anterior se colige que el estudio de la Historia debe tener como fin, el conocer las leyes o causas del acontecer social, de la evolución y desenvolvimiento de las sociedades que pueblan el Planeta que habitamos. Si conocemos las leyes o fuerzas, fuerzas materiales, que rigen el acontecer social, podremos determinar lo que ha de hacerse a efecto de obtener que el ser Humano disfrute de la vida, entendiéndolo en el sentido de lograr un elevado nivel en las condiciones materiales y culturales del individuo, por ende, de la sociedad a la cual pertenece.
c).Para estudiar la Historia debemos emplear un método, como se hace para estudiar cualquier disciplina científica. Por cuanto las leyes que rigen en la Sociedad no son las mismas que rigen en la Naturaleza y en el Universo, es fundamental establecer la diferencia a efecto de obtener el verdadero conocimiento de las mismas. Entonces, el método se convierte en elemento fundamental en el conocimiento de las leyes que rigen el desenvolvimiento de la Sociedad Humana. Según el método que utilicemos será la interpretación de los fenómenos históricos. Pero el método obedece, a la vez, a las concepciones filosóficas e ideológicas que el estudiante de la Historia posea. Se convierte, así, la Filosofía, en elemento esencial en la interpretación histórica de la Humanidad.

sábado, 4 de julio de 2009

¿Que implica la enseñanza de la historia?

La enseñanza de la historia implica más. Implica hacer sentir a nuestros jóvenes, que lo que le ocurrió al país forma parte de una experiencia que debemos aplicar correctamente en nuestras decisiones, en nuestra vida, para con nuestra comunidad, con nuestra patria. La historia nos enseña lo que no debemos hacer, las actitudes incorrectas que tenemos que desechar y que nos traerían las calamidades que nos han venido ocurriendo. Nos debe motivar también a querer a nuestro país, porque entre tanta tristeza que tuvo que afrontar, ha permitido ver frutos en personas y asociaciones de éxito, de cooperación, y que muchas veces las buenas ideas de algunos peruanos se han concretizado a bien, y han dado frutos. También porque han habido venezolanos ejemplares que han hecho patria, y no porque han tenido una vida de burgués ni porque hicieron dinero para sí mismos, sino porque se gastaron, y dieron hasta su propia vida por la honra, la dignidad, por el bien colectivo y social.

¿Porqué se da el desinterés por el estudio de la historia?

La sociedad se esta volviendo cada vez mas "practica"... lo que va en detrimento de la cultura...ahora se aprende algo "porque lo necesito" y no por placer.
Para que aprender sea placentero, se necesitan pedagogos antes que profesores que solo van a clase para justificar su sueldo... gente profesional (que la hay) que sufre cuando un no consigue que un alumno entienda...mucha gente ha tenido en la vida un profesor que le ha "marcado" y ha hecho huella en sus personalidades en algun sentido
En fin... igual hay muchos mas factores... (por ejemplo no he entrado en la vida familiar, factores economicos.. etc... porque creo que este problema se esta dando tambien en paises desarrollados y en familias ricas...)
Nuestros niños y jóvenes crecen con una distorsionada idea de lo que es nuestra Historia, tan sólo aprenden lo lindo que fue nuestro país, que fue subyugado y que hasta ahora, aunque libre, sigue siendo una tierra de despojo, donde nuestro orgullo no vale si se nos ofrece lo material, así como lo hacen los políticos. Sin nuestra niñez aprendiera la historia, la comprendiera y tuviera una visión real de nuestro pasado y presente, estaríamos creando una generación experimentada y ganadora, pero tristemente producimos lo contrario aunque queramos negarlo. El conocimiento no es éxito de un profesor, ni de una escuela.
El propósito de la historia como materia en los escolares no es para que reciten lo que pasó sino para que experimenten de manera vivencial la influencia de la historia en nuestro presente, para identificarse con nuestros antecesores, para comprender el y humanismo aplicado y para con esto generar una visión crítica de nuestra realidad, y buscar los factores de cambio para nuestra sociedad y el verdadero valor de lo que es el éxito.
Estamos cansados de que nuestro profesor nos cuente la historia casi como aparece en los libros, que nos dicte en el cuaderno lo que pasó y que nos deje asignaciones monográficas que terminarán en la basura. Es terrible recitar las fechas y los personajes, a los que tenemos en mente de manera desagradable sólo porque tenemos que responder una prueba oral o escrita respectiva. El típico maestro mediocre se ajusta a la currícula de manera inapetente, además porque no tiene la creatividad para explotar lo que se supone aprendió en su institución superior de Educación (hago hincapié que las escuelas de educación en las universidades e institutos están entre las más desprestigiadas). Se supone que el profesor de educación no sólo ha terminado una carrera para dictar cursos, sino para innovar, para tener el criterio suficiente de lograr objetivos, no sólo los que el desastroso Ministerio de Educación se lo exige sino también para cumplir con su vocación su patria y su interior.

¿porque es importante el estudio de la historia?

La historia ayuda a conocer a los pueblos, personas, paises, imperios, etc. Es saber lo que se ha hecho y quienes lo han realizado, no olvidar las buenas y malas acciones como ejemplo de vida para los humanos. También es saber de otras actividades ( la música, el dibujo, todas las artes). Los movimientos étnicos de los pueblos, etc. Todo lo que existe tiene historia y algún día necesites documentarte sobre algo que te interesa y ahí estara para ti, la historia te la contará y sabrás todo lo que quieras saber de lo ocurrido en el mundo. Tu familia hace historia, tu haces historia y a veces la escriben o la fotografían. Hay muchas formas de hacer historia. Es importante en la vida.

miércoles, 1 de julio de 2009

Importancia de la lectura desde el inico de la vida...



Algunas personas leen cuentos e historias a sus hijos desde que están en el vientre materno, otros lo hacen apenas nacen, el bebé podrá escuchar sonidos pero no se le está inculcando hábitos de lectura, lo que sí se está haciendo es que los padres se inicien en el hábito de leerles a sus hijos.
A un bebé sí se le puede inculcar hábitos de lectura desde temprana edad, pero realmente podrán participar de ella a partir del sétimo mes según los avances que tenga su bebé.
El primer contacto activo que tendrá el bebé con la lectura será con los libros para bebés, los cuales al principio morderá y chupará con ansiedad, luego prestará atención a algunas de las palabras que usted le lea y que a él le llamará la atención por su sonido y entonación; así como a los dibujos que usted le mostrará de los libros, llamándole la atención las formas y colores. En esta etapa no relacionará las palabras con los significados, ni los dibujos con objetos de su entorno, pero es un buen comienzo.
El ejemplo es lo más importante, el bebé con sólo verlos leer un libro, un periódico o una revista; mejor aún si se tiene un momento de lectura en el cual el bebé puede estar en el corralito y ustedes leyendo, el bebé se familiarizará con el hábito de la lectura. No tiene que leerse un libro completo, con unos 10 ó 15 minutos serán suficientes.
Pero también hay que hacer participar al bebé en uno o varios momentos al día, pudiendo ser antes de las siestas, luego del baño o por las noches. La idea es que al bebé no sólo se le lea historias y cuentos cortos adecuados a su etapa de desarrollo, son que viva en un ambiente de lectura. Para poder captar la atención del bebé y aprenda a disfrutar de estos momentos se recomienda:
El bebe debe poder sostener el libro, que cuente con páginas gruesas, impermeables, puntas redondeadas.
Colores llamativos y definidos, imágenes reales principalmente de animales, vegetales y objetos que tiene a su alrededor.
Una o dos imágenes grandes por página, para que el bebé pueda centrar su atención fácilmente, pudiendo contener el nombre de cada uno de ellos, lo cual es favorable para enriquecer el vocabulario del bebé.
Los textos que usted leerá deben ser sencillos, cortos y de preferencia en rima, a esta edad no comprenden lo que se les lee, pero les gusta escuchar.
Libros que fomenten la participación del niño, cosas sencillas como aplaudir, esconderse, tocarse la nariz, etc.
Puede hacerle usted su propio libro de vocabulario, recortando de revistas y encartes figuras grandes. Con estos mismos recortes también puede inventar una historia para su hijo.
La forma más beneficiosa de leerle un libro o cuento es utilizando distintos tonos de voz para cada personaje, escenificando los sentimientos de cada uno de ellos y tratando de involucrar dentro de la historia al bebé. Si tienes que cantar, canta; haz gestos y mueve las manos y los brazos, el bebé comenzará a entender por lo que tú le transmitas más que con palabras.